Después de que Kino regresara de dejar al Padre Gerónimo
Minutuli en Caborca esa primavera de 1705, la situación era muy positiva para
la Pimería Alta, aunque ya se veía que, por designios superiores, el proyecto
de Kino, la Pimería Alta como base de desarrollo de California, pasaría a
segundo plano.
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Juan María Salvatierra y Visconti |
El Padre Salvatierra, principal promotor de las misiones
califórnicas, había sido nombrado Provincial Jesuita en Nueva España y éste a
su vez nombró al misionero en Guaymas, Francisco María Pícolo, como Visitador
de Sonora. La función principal del Visitador consistía en realizar uno o más
recorridos generales por toda su jurisdicción y ver su condición.
Así, Pícolo
llegó a Dolores y verificó su magnífica situación para continuar después su
viaje, y Kino lo acompañó hasta San Ignacio y a “Santa María de Magdalena, a
donde [el Padre Campos] estaba fabricando la iglesia y la casa.” No podría adivinar que,
seis años más tarde, le tocaría acudir a la dedicación de ese templo y durante
esa ceremonia enfermaría, moriría y sería enterrado en ella.
Del valle de Magdalena, Pícolo se adelantó a Tubutama, a ver
el templo que construía Kino allí, y después visitó Atil y Oquitoa, para
regresar de nuevo al Valle de Magdalena. En Imuris nuevamente se le unió Kino para
llevarlo a Cocóspera y Remedios –obviamente estaba orgulloso de su obra
material-, y allí admiraron las iglesias que Kino había construido. Después Pícolo
continuó su viaje de reconocimiento yendo hacia el Sur, aunque el recuerdo de lo
visto en la Pimería no se borró de su mente. Continuamente le escribiría a
Kino desde las misiones que visitaba. Tal vez la frase más ilustrativa del
impacto causado en él por lo que había visto en la Pimería Alta se encuentre en una carta que le envió desde
Batuc: “Quisiera yo servir a Vuestra Reverencia de mozo de mula en sus
apostólicas caminatas … siendo esas misiones [de la Pimería Alta] las puertas
para tan dilatadas naciones y gentes, es fuerza, mi amantísimo Padre Eusebio,
poner todo nuestro cuidado en ellas.” Pero de California, ni una palabra.
Como refuerzo a los logros pimalteños, poco después el Padre
Salvatierra nombraba a Kino como Procurador de las Misiones de la Pimería Alta.
Es decir, formalizaba la función que éste ya había desempeñado extraoficialmente desde años
antes: abastecer de productos y de todo lo material a las nuevas misiones.
Además, empezando 1706 llegaba un nuevo
misionero, Domingo Crescoli, también italiano, destinado a hacerse cargo de la
misión de Caborca la que, aunque había permanecido sin misionero por varios años, de
cualquier manera no estaba abandonada, ya que nos cuenta Kino, allí había:
“casa en que vivir, iglesia … con capaz casa, despensa, panadería, horno,
cocina, principios de huerta con maíz de cosecha y un buen tablón de trigo
sembrado y nacido. Item, con ganado mayor y menor y caballada y manadas de
yeguas, etc.” y hasta Caborca lo llevó
Kino para después regresar a Dolores no sin, al volver, hacer una visita de
inspección por las misiones de la Pimería, en donde su labor constructora no cejaba.
Así, la mayoría contaba con “muy pingües y abundantes labores, sementeras y
cosechas de trigos, y maíces, y frijol, y garbanzos, habas, lentejas, alberjón,
etc. Hay buenas huertas y en ellas viñas para vino de misas, con cañaverales de
caña dulce para miel y para panocha y con el favor del cielo, en breve, para
azúcar, con muchos árboles frutales de Castilla como son higueras, membrillos,
naranjos, granadas, priscos, duraznos, melocotones, albaricoques, perales,
manzana, morales, nogales, tunas, etc., con todo género de hortaliza, coles,
melones, sandías, repollos, lechugas, betabeles, ceb ollas, ajos, calandrio,
anís, chile, mostaza, hierba buena, rosas de Castilla, azucenas, etc., con muy
buenas maderas para todo género de fábricas, pinos, fresnos, cipreses, nogales,
chinos, mezquites, alisos, álamos, sauces, tarai, etc.” Kino, gracias a la mano de obra indígena,
había convertido la aridez pimalteña y su economía de subsistencia de recolección nómada, en regiones
fértiles con excedentes de producción que servirían para el crecimiento
misional.
En Síboda (Cíbuta de hoy), estando por iniciar la cuaresma, les dio ceniza a
unas treinta personas “en la nueva iglesita”, dijo misa y ordenó reunir una
manada de yeguas, con su garañón y burro, y los llevó hasta Aquimuri, para enviarlos
desde allí a Caborca, mientras que él seguía
a Búsanic, en donde se continuó con la construcción de la iglesia; luego fue a
Tubutama a revisar lo construido allí, para regresar después nuevamente a Caborca,
en donde recibió una carta de Pícolo, avisándole que próximamente iría a
visitarlo. Así que nuestro misionero decidió regresar a Dolores para ver los
proyectos que le presentaría éste.
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