lunes, 12 de diciembre de 2011

El Verdadero Significado de la Obra de Kino


En un erróneo afán por ensalzar  la obra de Eusebio Francisco Kino, se ha sostenido que introdujo la agricultura, la ganadería o ambas, ya sea a la Pimería Alta o a Sonora. Este es un desliz de apreciación histórica que de ninguna manera debe de desmerecer la obra del misionero.

Veamos, primero, la inexactitud de esta atribución a través de algunos ejemplos: años antes del arribo de Kino a la Pimería, cuando éste aún se encontraba en Europa, ya se extendía un rancho ganadero por las praderas cercanas al actual San Lázaro. El mismo Juan Matheo Manje, compañero militar de Kino en sus exploraciones, nos dice que allí “antiguamente, tubo en este puesto Juan Martín Bernal, español, una estancia de ganado vacuno y cavalladas de más de 6 mill cavesas…”  Además, también José Romo de Vivar tuvo otro rancho ganadero en el mismo lugar, años después. Finalmente,  Munguía Villela de igual forma tuvo otro rancho ganadero en las cercanías de donde años después Kino establecería su misión de Santa María (actualmente Santa Cruz).

Por eso es que si buscamos el significado real de la herencia de Kino, debemos entender primero que en la Pimería Alta se realizó el último esfuerzo de expansión del imperio Español y de evangelización en el Noroeste de la Nueva España. Las misiones establecidas por el misionero definieron, desde entonces, una frontera.

Durante aquellos años fue frontera entre la civilización europea y el mundo de los “gentiles” como se les conocía a quienes no habían recibido el bautismo. Fue frontera entre la región de habla hispana y las rancherías en donde se expresaban utilizando algún idioma nativo; frontera entre lo europeo y lo nativo;  frontera entre donde se practicaba el catolicismo y las religiones nativas.

Y así pasaron los años, y el impulso desarrollador de Kino con el paso del tiempo se fue convirtiendo en el último que intentó incorporar más regiones del noroeste bajo la égida del Imperio Español. No hubo intentos posteriores para llevar los límites del Imperio Español más allá. Y así fue cómo, cuando surgió Estados Unidos y se firmaron primero los Tratados de Guadalupe-Hidalgo y La Mesilla después, esta frontera cambió su significado al de una zona limítrofe entre dos naciones: entre México y los Estados Unidos.

Así fue cómo la antigua Pimería Alta se convirtió en la frontera entre los pueblos en donde predominaban los parlantes del idioma Español y aquellos en donde el Inglés imperaba; entre los pueblos católicos y los protestantes; entre las costumbres gregarias nuestras y las austeras del anglosajón.

Frente a esta situación, podemos muy bien hacernos la pregunta: ¿Qué habría pasado entre nuestras dos naciones si Kino no hubiera llegado a la Pimería Alta? Y tenemos que la respuesta es sencilla: tal vez el Imperio Español habría llegado a colonizar a esta región aunque, de seguro, lo habría logrado años más tarde de cómo sucedió. Así se habría colonizado la Pimería Alta cuando las condiciones geopolíticas eran ya diferentes, cuando el Imperio Español se encontraba en franca decadencia y toda Iberoamérica estaba más cerca de su independencia.

Y en lo internacional, en caso de que se hubiera dado, la conquista de la Pimería Alta por España, ésta habría ocurrido cuando la nación vecina se encontraba en franco proceso de expansión. Hay que recordar que Estados Unidos promulgó su independencia en 1776, casi una década después de la expulsión de los Jesuitas de los dominios españoles y ocho años después de que fueran reemplazados por los Franciscanos en 1768. Y aquí hay que recordar que no es coincidencia que el afán expansionista estadounidense únicamente se vio frenado aquí, en esta región.

¿Qué significa todo ésto? Pues sencillamente quiere decir que el legado de Kino se encuentra en la geografía política y no en la introducción o no de la ganadería o agricultura a la región. Debemos entender que, gracias a Kino, la frontera entre México y los Estados Unidos es como la conocemos hoy. Gracias a Kino, en esta región se habla Español y la religión tradicional es el catolicismo, gracias a él existe, aquí, una cultura que constituyó una barrera infranqueable para la penetración anglosajona. Y también, gracias a Kino, cuyo  afán de vida fue encontrar un camino por tierra que comunicara Sonora con Baja California, años después, cuando se discutía la frontera actual entre nuestras naciones, México se negó a aceptar una frontera que no permitiera la comunicación por tierra con Baja California. Por eso existe ese curioso ángulo en la frontera que permite la comunicación directa entre Sonora y Baja California



domingo, 4 de diciembre de 2011

La Pimería Alta después de Kino

Después del fallecimiento de Kino, la Pimería Alta continuó su vida cotidiana. El Padre Luis Javier Velarde se hizo cargo de la misión de Dolores, que había estado a cargo de Kino, y el Padre Agustín de Campos continuó, desde San Ignacio, la labor misional en el Valle del Asunción; para 1715 había realizado tres viajes a la costa sonorense, y en 1721, acompañado de Manje la visitaría nuevamente, intentando encontrar al misionero californiano, Juan de Ugarte, quien había construido un barco para explorar la costa, aunque sin éxito.  A su vez, Manje seguiría su vida en el Norte del actual Sonora, formando una familia y estableciéndose en lugares relacionados con la minería, ya que vivió en Tetuachi, Nacozari y Bacanuchi hasta su deceso que debió de ocurrir poco después de 1736. El Padre Juan María Salvatierra, por su lado, sobreviviría a Kino seis años, y para entonces los Jesuitas habían fundado siete misiones califórnicas.

En 1727 llegó a la Pimería el Obispo de Durango, y al atestiguar la precaria situación de la región, consiguió más misioneros. 1732 vería el arribo de tres jesuitas nativos de Europa Oriental, Segesser a San Xavier del Bac, Grashoffer a Guevavi (situada a unos 10 Km al Norte del actual Nogales, Arizona), y Keller a Suamca (actual Santa Cruz), los que se encargaron de continuar la labor misional y exploratoria.

Por esos años, las pugnas por la tenencia de la tierra entre misiones y españoles aún no existían. Posiblemente los misioneros y militares alentaban el establecimiento de ranchos en regiones apartadas de la labor misional que sirvieran de protección contra los apaches. Así sucedió en el río Santa Cruz con el establecimiento del rancho de Diego Romero, Santa Bárbara, en 1727, desde donde se extendieron a otros más por esa región: en 1741 se les adjudicaban dos sitios y medio de terreno a los herederos de Romero en el antiguo rancho ganadero de Kino, San Luis, mientras que Santa Bárbara pasaba por entonces a posesión de Gabriel Antonio de Vildósola.

En 1736 era descubierto, al suroeste del actual Nogales, Sonora, un yacimiento con enormes lozas de plata pura, la mayor de las cuales llegó a pesar dos toneladas. Era un lugar aledaño al puesto del Arizona que desde entonces lleva el nombre de Planchas de Plata. Se ordenó el embargo de lo encontrado, inició la investigación si era yacimiento natural o tesoro enterrado, aunque los constantes ataques apaches y el agotamiento del metal superficial llevaron al abandono del lugar. De cualquier manera, su fama continuó a través del tiempo hasta heredarle su nombre al actual Estado de Arizona.  El panorama se veía promisorio: el Padre Sedelmayr, desde Tubutama, se había encargado de continuar la expansión misional en toda la Pimería Alta, realizando viajes exploratorios al río Colorado en 1744, 1749, 1750 y otro más después de 1751, además de escribir un informe de sus actividades e ir a la Cd. de México para promover otro impulso misionero más para la región.

Sin embargo, este crecimiento de ranchos y arribo de mineros españoles llevó al mayor problema que viera la Pimería Alta en toda su historia. En noviembre de 1751, una rebelión encabezada por el Pima Luis de Sáric sacrificaba a los misioneros de Caborca y Sonoita y de sus españoles y gente de razón; en Oquitoa fueron muertos 20 españoles más; en Sáric mataron a los españoles y fueron destruidos todos los asentamientos situados entre esa misión y la de San Javier del Bac, a la vez que en Tubutama fue atacado el pueblo. No corresponde a este espacio la crónica del levantamiento, aunque debo agregar que resultó en un éxodo generalizado de españoles de la Pimería Alta y en el establecimiento, por el gobierno, de los presidios (fuertes militares) de Tubac y Altar.

Otra consecuencia de este levantamiento, aunque de muchísimo mayor importancia, ocurrió en 1767 cuando todos los misioneros jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles y reemplazados el año siguiente por los frailes franciscanos aunque  bajo otras condiciones de trabajo.

Poco después, el día 14 de octubre de 1775 pasaba por el entonces despoblado arroyo de Los Nogales una expedición de más de un centenar de colonos encabezados por el Cap. Juan Bautista de Anza hijo. Ellos lograron llevar a cabo la idea que sostuviera Kino durante toda su estancia en la Pimería Alta: establecer una ruta por tierra entre Sonora y California. Su motivación, sin embargo,  no fue establecer el comercio con Asia sino proteger California de las incursiones rusas. Después de su paso, el silencio regresó al arroyo, a esperar un siglo más para que naciera una población dividida por una frontera internacional que entonces no existía, en estas ciudades que hoy conocemos como Ambos Nogales.