lunes, 27 de diciembre de 2010

Lo que se sabía de California en la época de Kino

Así fue cómo, en 1683, partía Kino de la Ciudad de México como geógrafo, cartógrafo y misionero en la expedición de Isidro Atondo de Antillón a California.

Ya Hernán Cortés mismo se había interesado por explorar y colonizar esa región después de la conquista de Tenochtitlán en 1521, y él le fue quien dio el nombre de California. Aún ese nombre derivaba del mito: una novela de caballería de las que enloquecieron al Quijote, Las Sergas de Esplandián, de Garci Ordóñez de Montalvo, en la que aparecía una isla imaginaria, California, con perlas y oro y habitada sólo por mujeres. 

Cortés permanecería más de un año en la bahía de La Paz, aunque finalmente la pobreza y aridez de la región le hicieron abandonar su empresa. Después, en 1539 enviaría al Cap. Francisco de Ulloa a explorarla, quien recorrió toda la longitud de la misma, por ambas costas.  Además, Francisco de Alarcón en 1540 llegó a la desembocadura del Colorado y remontó el río en varios kilómetros. Así, estos dos exploradores establecieron ya desde un siglo antes del nacimiento de Kino la peninsularidad californiana.

Por otro lado, la posición estratégica califórnica le otorgaba vocación para convertirse en barrera o puente para el comercio Europeo con el lejano oriente y la especiería. Los barcos que, provenientes de Europa iban al lejano oriente, cruzaban el Atlántico y luego el extremo sur de América para entrar al Pacífico. Luego iban costeando el nuevo continente, y cuando llegaban a la altura de California, se dirigían a China. Y ya de regreso del lejano Oriente, los marineros desde sus barcos se iban encontrando con la tierra ignota califórnica, recorriendo con la mirada sus costas, preguntándose qué habría allí, hasta que llegaban a su extremo Sur, para dirigirse después a Sinaloa y luego Acapulco.

De esta manera, el conocimiento de su peninsularidad se fue perdiendo y gradualmente revivió el mito, el deseo, de que California fuese una isla alargada cuyo extremo sur, el conocido,  se encontraba cerca de La Paz, mientras que el norteño, desconocido, se idealizaba que llegaría a acercarse al lejano Oriente, y únicamente un imaginario estrecho, el de Anián, lo separaría de la gran China. Así surgió la idea de utilizar a California como puente terrestre entre la Nueva España y la gran China.

Se creía que al Norte de California estaría el Estrecho de Anián, que serviría como puente con Asia
 A finales de 1631, Francisco de Ortega se ofrecía ante el Virrey Novohispano a dirigir otra expedición marina más para investigar la viabilidad de poblar la California. Además, inventó una campana de buceo con la que se podía “descender a cualquier cantidad de fondo y podía estarse debajo del agua diez o doce días” obviamente, buscando perlas.

Se le autorizó el viaje y realizó tres. Buscó aliarse con los jesuitas sinaloenses que ya entonces se interesaban en desarrollar como una unidad económica a Sinaloa, Sonora y California, y en su tercer viaje, en 1636, se hizo acompañar del jesuita Roque de la Vega, el primero de la Orden que pisó tierras califórnicas. Exploraron y describieron las costumbres indígenas; la geografía, farallones y puntas, entre otras una que: “tiene un arco grande… que parece hecho a mano, que le pasa el agua de una parte a otra…” Se trataba del hoy famoso arco de Cabo San Lucas. Pero lo más interesante es que, anticipándose a Kino, imaginó la fertilidad de la tierra califórnica: “la disposición de la tierra, a dos leguas de la costa, es muy buena y dispuesta para todo género de sementeras y de ganados mayor y menor…” ¡Y hablaba de la vecindad de La Paz!

Sigüenza le prestaría a Kino la crónica de los viajes de Ortega, según el sabio mexicano nos cuenta: “y por saber que había de pasar a la California, le presté para que las trasladase las demarcaciones originales que de todas aquellas costas, desde el Cabo de San Lucas hasta la punta de Buen Viaje, hicieron los capitanes Francisco Ortega y Francisco Carbonel de Valenzuela, las cuales en pedazos y diminutas volvieron a mi poder, después de haber salido de esta ciudad el reverendo padre…”

Así, esta información se convirtió en otro factor del distanciamiento entre ambos personajes…

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