En un erróneo afán por ensalzar la obra de Eusebio Francisco Kino, se ha sostenido que introdujo la agricultura, la ganadería o ambas, ya sea a la Pimería Alta o a Sonora. Este es un desliz de apreciación histórica que de ninguna manera debe de desmerecer la obra del misionero.
Veamos, primero, la inexactitud de esta atribución a través de algunos ejemplos: años antes del arribo de Kino a la Pimería, cuando éste aún se encontraba en Europa, ya se extendía un rancho ganadero por las praderas cercanas al actual San Lázaro. El mismo Juan Matheo Manje, compañero militar de Kino en sus exploraciones, nos dice que allí “antiguamente, tubo en este puesto Juan Martín Bernal, español, una estancia de ganado vacuno y cavalladas de más de 6 mill cavesas…” Además, también José Romo de Vivar tuvo otro rancho ganadero en el mismo lugar, años después. Finalmente, Munguía Villela de igual forma tuvo otro rancho ganadero en las cercanías de donde años después Kino establecería su misión de Santa María (actualmente Santa Cruz).
Por eso es que si buscamos el significado real de la herencia de Kino, debemos entender primero que en la Pimería Alta se realizó el último esfuerzo de expansión del imperio Español y de evangelización en el Noroeste de la Nueva España. Las misiones establecidas por el misionero definieron, desde entonces, una frontera.
Durante aquellos años fue frontera entre la civilización europea y el mundo de los “gentiles” como se les conocía a quienes no habían recibido el bautismo. Fue frontera entre la región de habla hispana y las rancherías en donde se expresaban utilizando algún idioma nativo; frontera entre lo europeo y lo nativo; frontera entre donde se practicaba el catolicismo y las religiones nativas.
Y así pasaron los años, y el impulso desarrollador de Kino con el paso del tiempo se fue convirtiendo en el último que intentó incorporar más regiones del noroeste bajo la égida del Imperio Español. No hubo intentos posteriores para llevar los límites del Imperio Español más allá. Y así fue cómo, cuando surgió Estados Unidos y se firmaron primero los Tratados de Guadalupe-Hidalgo y La Mesilla después, esta frontera cambió su significado al de una zona limítrofe entre dos naciones: entre México y los Estados Unidos.
Así fue cómo la antigua Pimería Alta se convirtió en la frontera entre los pueblos en donde predominaban los parlantes del idioma Español y aquellos en donde el Inglés imperaba; entre los pueblos católicos y los protestantes; entre las costumbres gregarias nuestras y las austeras del anglosajón.
Frente a esta situación, podemos muy bien hacernos la pregunta: ¿Qué habría pasado entre nuestras dos naciones si Kino no hubiera llegado a la Pimería Alta? Y tenemos que la respuesta es sencilla: tal vez el Imperio Español habría llegado a colonizar a esta región aunque, de seguro, lo habría logrado años más tarde de cómo sucedió. Así se habría colonizado la Pimería Alta cuando las condiciones geopolíticas eran ya diferentes, cuando el Imperio Español se encontraba en franca decadencia y toda Iberoamérica estaba más cerca de su independencia.
Y en lo internacional, en caso de que se hubiera dado, la conquista de la Pimería Alta por España, ésta habría ocurrido cuando la nación vecina se encontraba en franco proceso de expansión. Hay que recordar que Estados Unidos promulgó su independencia en 1776, casi una década después de la expulsión de los Jesuitas de los dominios españoles y ocho años después de que fueran reemplazados por los Franciscanos en 1768. Y aquí hay que recordar que no es coincidencia que el afán expansionista estadounidense únicamente se vio frenado aquí, en esta región.
¿Qué significa todo ésto? Pues sencillamente quiere decir que el legado de Kino se encuentra en la geografía política y no en la introducción o no de la ganadería o agricultura a la región. Debemos entender que, gracias a Kino, la frontera entre México y los Estados Unidos es como la conocemos hoy. Gracias a Kino, en esta región se habla Español y la religión tradicional es el catolicismo, gracias a él existe, aquí, una cultura que constituyó una barrera infranqueable para la penetración anglosajona. Y también, gracias a Kino, cuyo afán de vida fue encontrar un camino por tierra que comunicara Sonora con Baja California, años después, cuando se discutía la frontera actual entre nuestras naciones, México se negó a aceptar una frontera que no permitiera la comunicación por tierra con Baja California. Por eso existe ese curioso ángulo en la frontera que permite la comunicación directa entre Sonora y Baja California
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