domingo, 6 de noviembre de 2011

Manje en la cárcel


Leímos en el artículo anterior de esta serie cómo Juan Matheo Manje escribió, al final de 1706, su libro “Luz de Tierra Incógnita…” y cómo al final del mismo incluyó un capítulo que tituló “Conclusión de esta obra y nota del estado presente, espiritual y temporal, que tienen estas naciones de la provincia de Sonora…” en el que agregaba una serie de apreciaciones que atacaban la propiedad de las mejores tierras existentes para las misiones, así como otras acusaciones contra los Jesuitas, diciendo que éstos no atendían a las necesidades espirituales de los no indígenas.

Esta serie de expresiones de Manje llevaron a que los Jesuitas amenazaran con abandonar la labor misional si no se ponía remedio a esos graves cargos. En respuesta, el Gobernador de Nueva Vizcaya, Juan Fernández de Córdoba, ordenó que Manje fuera arrestado y conducido, en grilletes, a Parral para ser juzgado, así como que se le embargaran sus bienes. Estando ya a recaudo Manje en Parral a principios de 1708, los Jesuitas se retractaron y en varias cartas le pidieron al Gobernador que Manje fuera liberado. Estas cartas llevaron de nuevo a que el Gobernador ordenara que Manje fuera puesto en libertad “sin preguntar la causa de su prisión” lo que, obviamente, no fue del agrado de Manje, quien sufrió la vergüenza de haber sido llevado preso desde Sonora, y ver cómo ahora era liberado sin ninguna explicación.

Así fue cómo la ocasión para que ocurriera un segundo enfrentamiento no tardó en presentarse. El 27 de abril de 1708 Manje se encontraba aún en Parral, aunque libre, y ese día habló con el Gobernador sobre el problema que le había llevado a ser apresado.  Furioso, en su conversación agregó que “había tenido una carta de la provincia de Sonora en que le avisaban que luego que lo habían traído preso, dos religiosos de la Compañía de Jesús misioneros, habían juntado los indios de sus pueblos y predicándoles que ellos lo podían todo, pues hacían sacar los españoles de aquella manera.” Al escuchar ésto, el Gobernador le preguntó si podía probar lo que decía, que era una grave acusación contra la orden Jesuita, a lo que Manje respondió que sí. Entonces el Gobernador le pidió que le mostrara la carta a lo que Manje se negó. Frente a esta situación, el Gobernador Fernández le ordenó que mostrara la carta de que hablaba o lo metería nuevamente en la cárcel. “A lo que dicho Juan Matheo respondió que hiciera lo que quisiera, que le quitara la cabeza, que toda la provincia de Sonora se perdería por él.”

En seguida, Fernández ordenó que nuevamente Manje fuera encarcelado, y que “para que le sirva de castigo a su inobediencia, subsista preso en dicha cárcel hasta que a su Señoría  le parezca equivalente castigo a su culpa.” Y así fue enviado nuevamente Manje a prisión. No sabemos cuánto permanecería el militar aragonés detrás de las rejas, ya que no se conoce en dónde hayan quedado los expedientes de esta causa. Lo único que sabemos es que en la segunda versión de su libro “Luz de Tierra Incógnita…” escrito años después, en 1720, Manje agregó en su prefacio una pequeña explicación sobre lo sucedido en 1708: “Y a la final puse un manifiesto del estado temporal y espiritual de las misiones, y milicia y minas de esta [provincia] de Sonora, en donde ha treinta años que resido, cuya genuina relación fue la piedra de escándalo para articular contra mí subrepticios informes, llevados de una fácil y vana credulidad vulgata; y habiéndose visto y expurgado por varones doctos, sabios y píos, prudentes y curcunspectos, aprobaron la obra de mis aserciones en el crisol del eximio examen, defendiéndola y volviendo por mi inocencia.”

Sin embargo, en esa segunda edición, Manje no incluyó la  “Conclusión…” que había escrito en 1706, la que fue reemplazada por una descripción de Sonora, escrita por el Jesuita Luis Velarde, quien sustituyó a Kino en Dolores después de la muerte del misionero. Además, Manje agregó un párrafo explicatorio sobre las causas que le llevaron a eliminar su “Conclusión…” de esta segunda edición: “porque se reformó parte de lo que pedía forzoso como preciso remedio; omitiendo ésto pasaré a producir sucintamente lo que faltaba de remediar.” Es decir, de estos textos deducimos que Manje y los Jesuitas llegaron a un acuerdo que muy probablemente fue verbal: mientras los Jesuitas retiraron sus cargos contra el militar, éste a su vez omitió su “Conclusión…” de la segunda edición de su obra. Conocemos el texto de ésta porque en la Biblioteca Real de Madrid existe una copia de “Luz de Tierra Incógnita…” con la “Conclusión” de 1706 incluida.

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