Acabo de concluir la serie a propósito del Bicentenario y Centenario (verlo aquí), una serie de artículos que rebasó con mucho mis mejores expectativas, ya que aparte de los lectores periodísticos que soportaron mis dislates, el blog que formé con ese material para responder a quienes me pedían los artículos anteriores ha tenido una gran recepción.
Por otro lado, debido a que el próximo mes de marzo, 2011, se cumplen trescientos años del fallecimiento del misionero Eusebio Francisco Kino (15 de marzo de 1711), y gracias al espacio que generosamente me ofrece el diario El Imparcial, de Sonora, inicio ahora otra serie en conmemoración de nuestro Jesuita.
Por otro lado, debido a que el próximo mes de marzo, 2011, se cumplen trescientos años del fallecimiento del misionero Eusebio Francisco Kino (15 de marzo de 1711), y gracias al espacio que generosamente me ofrece el diario El Imparcial, de Sonora, inicio ahora otra serie en conmemoración de nuestro Jesuita.
Al igual que la región en la que le tocaría desarrollar su labor misional, la Pimería Alta, que antes de su arribo fue frontera entre la región colonizada y la de los “infieles,” como se les llamaba entonces, y que aún hoy es frontera, aunque entre dos naciones, el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino nacería en la frontera misma entre Alemania e Italia.
Kino mismo no sabía a qué nación pertenecía. Así se lo dijo a la Duquesa de Aveiro: “Tengo mucho gusto en escribir acerca de mi nación y mi país. Soy de Trento en el Tirol, pero tengo la duda de si deba llamarme italiano o alemán.” Esto se debía a que la región donde nació correspondía entonces al Principado-Obispado de Trento, perteneciente desde 1027 al Sacro Imperio Romano, aunque su cultura y lenguaje eran italianos. Fue hasta después de la Primera Guerra Mundial cuando esa región pasó al dominio de Italia.
La región donde nació Kino. Segno aparece en el centro de la imagen, y Trento en la esquina inferior derecha |
Segno, su poblado nativo, está ubicado en un profundo cañón, Val di Non, de unos 20 Km de longitud y regado por el río Noce, que a su vez desemboca en otro cañón mayor por donde corre el río Adigio que atraviesa el norte de Italia y va a desembocar al Mediterráneo. Ambos cañones, con un característico perfil en forma de U, nos dicen que su origen es glacial y se encuentran ubicados en la falda Sur de los Alpes.
Segno no alcanza mucha altura, tiene apenas los 500 metros sobre el nivel del mar, ni la mitad de Nogales aunque el doble de Hermosillo, ambos en Sonora, México. Es, sin embargo, mucho más frío que nuestra región, ya que su latitud es mucho mayor que la de Sonora, 46 grados, o sea equivalente a la frontera entre Canadá y Estados Unidos, contra los 30 de la antigua Pimería Alta; además, la serranía donde se encajona Segno, parte de los Alpes, alcanza los 1,600 Metros hacia el Este y 2,500 metros hacia el Oeste de Segno.
La población más importante de esa región indudablemente siempre ha sido Trento, ubicado a unos 25 kilómetros al Sur de Segno y regado también por el río Adigio. Allí se realizó, un siglo antes del nacimiento de Kino, uno de los más importantes concilios del catolicismo, el que definió la doctrina de la Contra Reforma y presenció el auge de la Orden Jesuita.
Kino fue bautizado en Torra, una parroquia del principado de Segno. Ambos poblados, pequeños, están separados entre sí por poco más de medio kilómetro, aunque Torra es mucho más chico que Segno. El texto del bautismo, original en latín, reza: “El 10 de agosto, 1645, Eusebius, hijo de Franciscus Chinus y su esposa Donna Margherita, fue bautizado en presencia de los padrinos, el reverendo rector, el muy honorable Padre Don Arnoldus Thay, y Doña Rosa, esposa de Don Eusebius Chinus de Segno.”
La traducción al italiano del apellido del documento bautismal, como digo escrito en latín, equivale a Chini y se pronuncia “Quini,” que es la forma que hoy utilizan los miembros laterales de su familia que viven en Segno, ya que el misionero tuvo hermanas, no hermanos. Es de origen italiano, ya que de tener raíces germanas se escribiría Kϋhn.
El misionero mismo adoptó el apellido Kino a su llegada a América: en español, la ortografía de su apellido, Chini o Chino, se confundía con la nación asiática. Por eso la cambió para conservar su pronunciación. Además, asumió el nombre Francisco, quedando como lo conocemos: Eusebio Francisco Kino.
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